Papá cuéntame otra vez como estropeasteis la vejez a oxidados dictadores.
Háblame de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia y cuyo fusil ya nadie se atrevió a coger de nuevo.
Mientras nuestros padres se dejaron la piel en conseguir nuestro bienestar, nosotros se lo entregamos a especuladores, corruptos y egoístas que solo piensan en el dinero y no hacemos nada que no sea criticar en la barra de un bar.
Para Sonia.
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